Si los niños y los jóvenes no adquirieran el hábito de fumar,
acabaríamos con los problemas derivados del tabaco en sólo unas décadas.
Por ello, estos grupos de población son uno de los objetivos
prioritarios de todas las estrategias contra el tabaco.
Desgraciadamente, el porcentaje de jóvenes españoles que fuma es muy
alto y, lo que es más importante, no está descendiendo de forma
sustancial en los últimos años.
¿Cómo evitar que los adolescentes fumen?
Las
medidas disponibles no son muy eficaces de forma aislada, pero cuando
se realizan de forma conjunta, dentro de políticas integrales contra el
tabaquismo, pueden tener un gran impacto. Estas medidas afectan tanto a
la oferta como a la demanda del tabaco. Las más importantes son:
- Incrementar el precio del tabaco mediante el aumento de los impuestos. Es una de las medidas más eficaces, porque los jóvenes no suelen tener mucho dinero. El problema en España es que el tabaco sigue siendo relativamente barato en comparación con otros países de Europa; y existen además muchas marcas de tabaco con precios muy diferentes. Esto facilita que, cuando aumenta el precio del tabaco, los jóvenes recurren a comprar otras marcas más baratas en vez de abandonar el consumo.
- Prohibir la publicidad, directa o indirecta, de todos los productos del tabaco. No hay que creerse los mensajes de la industria tabaquera en los que se afirma que la publicidad del tabaco no pretende incorporar nuevos jóvenes al consumo sino sólo repartirse los fumadores entre las distintas marcas. Hay muchas evidencias obtenidas en países como Australia, Estados Unidos, Reino Unido y los países nórdicos, que demuestran que es una medida eficaz. En concreto, en algunos sitios, al prohibirse la publicidad, entre los jóvenes se redujo un 25% el número de los que experimentaron con el tabaco y un 20% la proporción de fumadores regulares.
- Dificultar a los jóvenes el acceso al tabaco.
La legislación que prohíbe la venta de tabaco a los jóvenes y su
consumo en colegios y otros lugares frecuentados por ellos es eficaz, el
reto es lograr que se cumpla. El papel de los padres también es muy
importante, creando un clima de rechazo al tabaco, reduciendo la
probabilidad de que sus hijos tengan amigos que fumen, y asegurando que
el domicilio sea un ambiente libre de tabaco. Intervenciones educativas
en las escuelas.
El objetivo es dar información sobre los perjuicios a corto y largo plazo derivados del tabaco y, sobre todo, proporcionar habilidades a los estudiantes para resistir la presión social que conduce a experimentar con el tabaco. - Tratamientos y otras intervenciones para dejar de fumar. Es un campo en desarrollo. Ya existen programas escolares, en especial concursos, que estimulan el abandono del tabaco o mantenerse sin fumar durante un tiempo definido.